Justo ahora he terminado de ver la serie “Urgencias”. Harto de esperar a que alguna televisión se dignara a emitir las tres últimas temporadas de las quince que componen el conjunto, aunque fuera a horas intempestivas y con continuos cambios sin anunciarlos como nos han tenido acostumbrados, decidí en contra de mi costumbre agenciármela por otros medios.
Debo decir que para mí “Urgencias” es LA SERIE. No hay ninguna más aparte de ella. No creo que haya visto más de dos capítulos enteros de ninguna otra serie, porque era inevitable comparar cualquiera que empezara a ver con “Urgencias”, y en esa comparación ésta ridiculiza a cualquiera.
He crecido, me he formado, he madurado viendo “Urgencias”, desde que empecé a verla mientras merendaba bocatas de nocilla hasta ahora, cuando apenas me quedan pelos en la parte superior del cráneo. Por eso tengo ahora una extraña sensación, la de haber terminado una etapa. Evidentemente cuando quiera podré volver a ver los capítulos, pero ya no soy virgen, ya los he visto, ya he sentido todas las emociones que proporciona esta serie.
Porque “Urgencias” es fundamentalmente una serie de emociones. ¿Cuántas veces se habrán asomado las lágrimas a mis ojos viéndola? Hemos visto amar, sufrir, gozar y morir a personajes que eran unos amigos, casi unos familiares. Los episodios emocionantes hasta el límite se han alternado con otros que han sido auténticos prodigios técnicos impensables en cualquier otra serie.
Por “Urgencias” han pasado muchos personajes, y debo reconocer que conforme fueron desapareciendo los originales se hacía más complicado identificarme con los sustitutos. Sin embargo, en lo que a lo largo de las quince temporadas no ha perdido la serie es en su insuperable calidad, su detallismo, su realismo, su impecable factura técnica.
Gracias a esta serie creada por Michael Crichton hemos visto pasar por el County General a muchísimos actores famosos, y otros que no lo eran y que esta serie ha lanzado al estrellato. Y los personajes que ya forman parte de mi vida: Carter, Greene, Benton, Ross, Lewis, Hathaway principalmente, a los que sucedieron Weaver, Boulet, Lockhart, Corday, Romano, Knight, Chen, Pratt, Finch, Malucci, Kovac, Barnett, Morris, Taggart, Gallant, Rasgotra, Gates. A todos ellos: ¡gracias!