El ciclo de Robert Mitchum eleva su calidad con este magnífico thriller clásico, dirigido por Otto Preminger y en la que el contrapunto del gigantesco actor lo proporciona una jovencísima y excepcional Jean Simmons, que tiene tanta pinta de femme fatale como yo de jugador de baloncesto. Además el encargado de la música es el genial Dimitri Tiomkin y los guionistas Frank Nugent y Oscar Millard.
Mitchum interpreta a un conductor de ambulancia que se siente cautivado por la hija de una mujer que ha sido envenenada por gas, hasta que se da cuenta que tras su angelical cara hay algo oscuro, pero luego se siente atrapado e incapaz de escapar al destino que le han marcado.
Mucha pasión y personajes psicológicamente definidos en uno de los títulos clave del cine negro.
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