Un ateo que trabaja en las cloacas protege un día a una muchacha, la lleva a vivir consigo por unos días y a pesar de todas sus precauciones el amor se abrirá camino en sus corazones.
La misma historia que ya había sido llevada al cine por Frank Borzage fue realizada en 1937 por un muy inferior Henry King, quien se sustentó en el potencial de la historia y en las interpretaciones de James Stewart y Simone Simon para conseguir una más que aceptable película que hoy no recuerda prácticamente nadie a pesar de la fama de los personajes citados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario