Avisa la introducción de John Beverley que este texto exige al lector un trabajo, y a fe mía que así es. Las dos "Soledades" de Luis de Góngora, escritas en silvas, resultan difícilmente inteligibles, y la ayuda de las notas a pie de página -que ocupan más de la mitad de cada página- resultan una ayuda imprescindible para avanzar en la comprensión de los poemas, pero provocan que la lectura sea farragosa.
Las andanzas de un náufrago, peregrino en tierra ignota, que acude a una boda, a una jornada de caza o una de pesca, con vocabulario plagado de referencias pastoriles y mitológicas, constituyen la base argumental de los poemas.
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