Estamos en un burdel regentado por un chino donde se reúnen meretrices, clientes, funcionarios, sacerdotes y un gran número de ratas.
No es el Ripstein ("La perdición de los hombres", "Así es la vida", "Principio y fin", "El lugar sin límites", "Profundo carmesí", "La mujer del puerto", "Las razones del corazón") más brillante, pero es puro Ripstein, con sus temas y su estilo, siempre excesivo, sórdido y barroco, y además en esta película se atreve a meter un poco de Fellini dentro del mundo fassbinderiano.
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