La guerra. Las ciudades asoladas. Las mujeres que quedan atrás y son violadas. La revolución. La libertad. La violencia. El horror. La conciencia.
Aleksandr Dovzhenko ("Tierra") nos sitúa ante todo esto con un hilo narrativo débil pero imágenes muy poderosas que generan una película impactante. El dominio de los soviéticos en los años 20 sobre la técnica y, especialmente, sobre el montaje es alucinante.
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