Tiene narices que el peor Valencia de la última década haya llegado a semifinales de la Copa, donde no llegábamos desde 1999, cuando la ganamos.
La Copa es mi competición preferida. Cierto es que no tiene la importancia de una Champions League ni la dificultad de una Liga, pero emocionalmente siento predilección por ella. De hecho, aquel 26 de junio de 1999 lo considero el día más feliz de mi vida, a pesar de el calor que hacía en Sevilla y de que luego he vivido Ligas, UEFAS o finales de Champions.
Y por mucho que algunos (los periolistos) se harten de hablar sobre la devaluación de la copa cuando Barza y Madrip no llegan a las rondas finales, y por mucho que otros (la RFEF) se empeñen en intentar devaluarla de verdad cambiando de sistema cada año –a cual peor- justamente para intentar que Madrip y Barza lleguen a esas rondas finales, para mí la Copa no pierde ápice de su interés.
Respecto a la eliminatoria contra el Atlético, pudo pasar cualquiera de los dos, pero porque ninguno de los dos equipos, como acertadamente escribió mi padre en su blog ya tras el partido de ida, ha ofrecido un nivel como para pasar a semifinales. Vaya cúmulo de despropósitos nos han ofrecido ambos equipos, madre del amor hermoso.
Sobre el futuro en esta competición no hay nada que hacer, cualquiera de los rivales que nos puede tocar es infinitamente más equipo que el Valencia actual. Eso sí, anoche en la penya alguien me hizo pensar algo en lo que no había caído: como suene la flauta y nos metamos en la final, el hecho de ser subcampeones de Copa nos aseguraría prácticamente el jugar la UEFA la próxima temporada.
La Copa es mi competición preferida. Cierto es que no tiene la importancia de una Champions League ni la dificultad de una Liga, pero emocionalmente siento predilección por ella. De hecho, aquel 26 de junio de 1999 lo considero el día más feliz de mi vida, a pesar de el calor que hacía en Sevilla y de que luego he vivido Ligas, UEFAS o finales de Champions.
Y por mucho que algunos (los periolistos) se harten de hablar sobre la devaluación de la copa cuando Barza y Madrip no llegan a las rondas finales, y por mucho que otros (la RFEF) se empeñen en intentar devaluarla de verdad cambiando de sistema cada año –a cual peor- justamente para intentar que Madrip y Barza lleguen a esas rondas finales, para mí la Copa no pierde ápice de su interés.
Respecto a la eliminatoria contra el Atlético, pudo pasar cualquiera de los dos, pero porque ninguno de los dos equipos, como acertadamente escribió mi padre en su blog ya tras el partido de ida, ha ofrecido un nivel como para pasar a semifinales. Vaya cúmulo de despropósitos nos han ofrecido ambos equipos, madre del amor hermoso.
Sobre el futuro en esta competición no hay nada que hacer, cualquiera de los rivales que nos puede tocar es infinitamente más equipo que el Valencia actual. Eso sí, anoche en la penya alguien me hizo pensar algo en lo que no había caído: como suene la flauta y nos metamos en la final, el hecho de ser subcampeones de Copa nos aseguraría prácticamente el jugar la UEFA la próxima temporada.
Pero bueno, dando por hecho que el Valencia no está para hacernos ilusiones ni en Copa, centrémonos en lo que hay y en evitar el descenso.
Estamos en pretemporada en plena temporada. Se está planificando el próximo curso con fichajes de jóvenes (Banega, Maduro) o repescando otros (Pablo, espero que Sisi también). Y Koeman está intentando que los jugadores para los que cuenta en el futuro asimilen los nuevos sistemas. Todo esto no dará efecto hasta la próxima temporada. Y no dará efecto nunca si nos cargamos ahora al entrenador. Entretanto, los chacales confidentes de jugadores y entrenadores defenestrados afilan sus garras hambrientos de fresca carne holandesa.
Hay datos preocupantes. Primero, en defensa somos un horror y cualquiera es capaz de marcarnos goles a mansalva. Segundo: la plantilla está en unas condiciones precarias. De las 25 fichas, un mínimo de seis no cuentan para nada: Mora, Cañizares, Albelda, Sunny, Edu, Angulo. Y Zigic cuentra entre poco y nada. Lesionados tenemos a Alexis (para mucho tiempo), Baraja, Vicente, Silva, Morientes. Hay jugadores en un estado de baja forma alarmante: Miguel, Villa, Joaquín, Albiol. Otros no sirven más que para correr (Arizmendi). A los dos nuevos (Banega y Maduro) y a jóvenes como Mata no se les puede exigir demasiado. Y nos quedan Hildebrand, Caneira, Marchena, Helguera y Moretti. O sea, la defensa más o menos titular. Esa defensa que unas líneas antes yo definía como un “horror”. El panorama es para echarse a llorar.
Mientras, Soler sigue a lo suyo. No aparece por Mestalla desde el día de sus risitas en el palco cuando la afición lo abucheaba. Tras malgastar todo el dinero que ingresará el club por la futura venta de Mestalla, sigue jugando a las construcciones y remodelando el Consell mes sí, mes también. Ahora ha nombrado a un antiguo dirigente del Llevant, Rafa Salom, como vicepresidente y le ha dado todo el poder en el área deportiva, mientras al nefasto director deportivo Ruiz ya no le hace caso nadie en el club. A ver quién se pone ahora a la faena de buscar destino tanto a los que no cuentan y están en Valencia como a los mil cedidos que tenemos por ahí y Koeman no quiere para el próximo año. Eso es más urgente que realizar nuevos fichajes, porque en agosto se pueden plantar en Paterna para hacer la pretemporada e intentar el ascenso a Primera 45 jugadores.
Que los baales nos pillen confesados.