Alba de noche oscura
Sobre la luna inmóvil de un espejo,
celebra una redonda cofradía
de verdes pinos, tintos de oro viejo,
la transfiguración del rey del día.
La plata blanda, ayuna de reflejo,
muere ya. Del cristal —lámina fría—
dice la voz del vaho en agonía:
—Doró mi lengua el sol, ¿de qué me quejo?
Las puertas del ocaso, ya cerradas,
tapian de luto el campo. Negros perros,
a lo que nadie sabe, ocultos, gritan.
Decapitando sueños, fatigadas,
sobre el túmulo alto de los cerros
las estrellas del valle se marchitan.
celebra una redonda cofradía
de verdes pinos, tintos de oro viejo,
la transfiguración del rey del día.
La plata blanda, ayuna de reflejo,
muere ya. Del cristal —lámina fría—
dice la voz del vaho en agonía:
—Doró mi lengua el sol, ¿de qué me quejo?
Las puertas del ocaso, ya cerradas,
tapian de luto el campo. Negros perros,
a lo que nadie sabe, ocultos, gritan.
Decapitando sueños, fatigadas,
sobre el túmulo alto de los cerros
las estrellas del valle se marchitan.
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La sirena del campo
Sonámbula, la sirena.
¡Seguidla por la ladera!
(Bajo la verde lluvia de dos sauces,
sola, una hamaca que columpia el aire.)
Duerme, sirena del valle,
hija de la madreselva.
Tus trenzas de perejil
se te enreden por la yerba.
El esquilón del buey padre
da la hora de la siesta.
Bajo la verde lluvia de dos sauces,
sirena muerta, te columpia el aire.
¡Seguidla por la ladera!
(Bajo la verde lluvia de dos sauces,
sola, una hamaca que columpia el aire.)
Duerme, sirena del valle,
hija de la madreselva.
Tus trenzas de perejil
se te enreden por la yerba.
El esquilón del buey padre
da la hora de la siesta.
Bajo la verde lluvia de dos sauces,
sirena muerta, te columpia el aire.
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Trenes
Tren del día, detenido
frente al cardo de la
vía.
-Cantinera, niña mía,
se me queda el
corazónen tu vaso de agua fría.
Tren de noche, detenido
frente al sable azul
del río.
-Pescador, barquero mío,
se me queda el corazónen tu barco negro y frío.
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Madrigal dramático de ardiente-y-fría
Ardiente-y-fría —clavel
herido del mediodía—,desnuda, en la sastrería.
El niño, aprendiz de sastre,
¡cómo la deshojaría!
Ardiente-y-fría un corpiño
de ondas calientes y
fríasquisiera para sus senos
—algas flotantes del mar
blanco y quieto del espejo—.
El niño, aprendiz de sastre,
le ofrece una
begonia.Ardiente-y-fría una falda
de lunas en agonía
quisiera para su cuerpo
—delfín moreno del mar
verde y quieto del espejo—.
El niño, aprendiz de sastre,
le ofrece una peonía.
Ardiente-y-fría una cofia
de luz hirviente y
sombríaquisiera para su sueño.
El niño, aprendiz de sastre,
le da una manzana,
muerto.
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