Intentaron hundirlo con una lapidación pública a la que él mismo contribuyó con una esperpéntica rueda de prensa en la que pedía perdón admitiendo unos errores que, en cualquier caso, sólo le incumbían a él y a los suyos.
Prosiguió una bajada a los infiernos con terapia psicológica y retirada temporal de los campos. Pero los héroes demuestran su fortaleza volviendo a la cumbre tras hundirse en las profundidades abisales. Él ya está otra vez en lo más alto. Y que nadie dude que volverá a ganar grandes, tiene sólo 37 años y sigue siendo el mejor a nivel técnico, físico y mental.
Tiger ha vuelto. Y lo ha hecho para quedarse. Tiemblen, rivales. Disfruten, aficionados.
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