Acaba de fallecer Luis Aragonés, la persona más importante en la historia del fútbol español. Él fue el visionario que tuvo una idea de juego que a la postre se definiría como apuesta ganadora. Él fue quien convirtió un equipo candidato en un equipo campeón. Él fue quien supo ver que las características de juego de los jugadores que tenía a su disposición se podían encauzar de otro modo. Él fue quien se enfrentó a todo y a todos para defender su filosofía. Él fue quien tomó decisiones complicadas por bien del grupo.
Y a pesar de que fue el iniciador del camino del éxito, todo lo anterior le costó el despido, la marginación, la crítica despiadada y sin motivaciones, las ridículas mofas de la chusma que forma el establishment del fútbol en España y el sistemático menosprecio y olvido.
Ellos, míster, jamás te lo reconocerán. Pero el aficionado de a pie, el que todavía se frota los ojos cuando ve jugar a la Selección y reconoce en ella tu espíritu y tu idea, te estará eternamente agradecido. Por obligarnos a soñar, por obligarnos a creer, por obligarnos a creernos mejores, por obligarnos a ver en cada obstáculo un reto que se puede salvar, por hacernos inmensamente felices.
Te apodaban "sabio" y nunca un apodo estuvo mejor colocado. Nosotros nunca te olvidaremos. Gracias por todo, míster.
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