A un islote formado por los sedimentos del río Enguri se trasladan un hombre y su nieta para plantar maíz aprovechando la fértil tierra. La pequeña tiene una edad en la que empieza a tomar consciencia de su propia femineidad.
Tras "Mandarinas", con la que guarda evidentes similitudes, seguimos profundizando en el cine caucásico con esta película preñada de silencios -no habrá más de una decena de frases durante todo el metraje- realizada por George Ovashvili y con Ilyas Salman y Mariam Buturishvili como omnipresentes actores. Imágenes hermosas, historia simple, estilo semidocumental y escasez de fuerza dramática son sus características.
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