domingo, 29 de abril de 2012
Crash
Un hombre que mantiene con su pareja una relación abierta a otras experiencias sufre un accidente de tráfico, y a partir de ese momento se relaciona con un grupúsculo de personas que sienenten una fascinación morbosa y enfermiza por los accidentes que llega hasta la excitación sexual.
Interesante y arriesgada película de David Cronenberg ("Inseparables", "Una historia de violencia", "Promesas del Este", "La mosca", "El almuerzo desnudo") basada en una novela de J.G. Ballard con música de Howard Shore y actuaciones de James Spader, Deborah Kara Unger, Elias Koteas, Holly Hunter y Rosanna Arquette.
La colmena
Un conjunto variopinto de individuos se personan a diario en un café, en un bloque de viviendas, en una casa de lenocinio.
Mario Camus adapta la novela de Camilo José Cela mostrando la miseria del Madrid de la posguerra, para lo que cuenta con casi todos los actores españoles conocidos de la época.
sábado, 28 de abril de 2012
Sólo los ángeles tienen alas
Una mujer llega a un puerto sudamericano donde diariamente unos valientes se juegan el pellejo en el servicio de transporte aéreo, dirigido por Carter, persona quien intenta disimular siempre sus sentimientos.
Film de Howard Hawks -aka "Hauptbahnhof- ("Tierra de faraones", "Bola de fuego", "La comedia de la vida", "Scarface") con banda sonora de Dimitri Tiomkin y actuaciones de Cary Grant y Jean Arthur, con una joven Rita Hayworth de secundaria.
viernes, 27 de abril de 2012
La pianista
Una profesora de piano vive con su sobreprotectora madre y un joven alumno se encapricha con ella, estableciéndose entre ellos una malsana relación.
Película sobre la (auto)represión sexual, la soledad y la castración -física y mental- realizada por Michael Haneke ("Funny games", "Caché", "La cinta blanca") y basada en un libro de Elfriede Jelinek, con Isabelle Huppert, quien realiza una interpretación excelsa, Benoît Magimel y Annie Girardot.
jueves, 26 de abril de 2012
Trópico de Cáncer
Henry Miller, estandarte de la contracultura, escribe este libro en clave autobiográfica sobre sus andanzas en los ambientes bohemios parisinos, exponiendo los fundamentos de un pensamiento humanamente nihilista y diseccionando los decadentes y perversos principios que constituyen el acervo de la desintegrada sociedad occidental.
Fue una de las primeras novelas del escritor y provocó un gran escándalo por su carácter provocativo y obsceno, hasta el punto de ser prohibida en algunos países durante décadas.
sábado, 21 de abril de 2012
Tres lanceros bengalíes
Un impulsivo oficial del ejército británico en India acoge a dos nuevos soldados, siendo uno de ellos el inexperto hijo del coronel que comanda el regimiento, en una época complicada ya que se suceden los levantamientos de las tribus en la frontera.
Entretenida película de Henry Hathaway ("Yo creo en ti", "El póker de la muerte", "Rommel, el zorro del desierto") protagonizada por Gary Cooper que combina aventuras con humor y poco rigor histórico.
Radiografía del VCF: el vacío
No tratará esta entrada de las mentiras del hipócrita Manuel Llorente, ni de las no-obras del estadio, ni siquiera de la sistemática ocultación de información de esos que se autodenominan periodistas, sino exclusivamente de algo mucho menos importante pero igualmente terrible como es el desempeño del equipo en el terreno de juego. Aviso que va a ser extensa –tengo necesidad de desahogarme- y no voy a ceñirme a las sensaciones tras uno o dos partidos, sino que expondré los males que aquejan al equipo desde hace varios años y que distan de ser solventados.
¿Cuáles son los principales defectos del equipo? Vamos a tratar de exponerlos pormenorizadamente.
Primero, la salida del balón y distribución del juego. Nuestros defensas son técnicamente incapaces de sacar el balón jugado o cederlo a alguien que se pueda encargar de ello. Sólo de vez en cuando a Rami se le cruzan los cables y decide coger el balón y lanzarse hacia delante al grito de “¡Dejadme sólo!” hasta que la pierde irremisiblemente dejando vendidos a sus compañeros. Este gravísimo problema se ha acentuado con la lesión de Banega. Leí hace tiempo una curiosa estadística que señalaba al argentino como el jugador de la Liga que porcentualmente más participa en las jugadas de su equipo. No significa esto que el Valencia dependa de Banega, pero sí se puede afirmar que cuando él está en el campo todo el juego del equipo circula por sus botas. Pero, ¿y cuando no está, como ocurre ahora? Pues tenemos que el resto de centrocampistas no sirven para distribuir juego. Tino Costa se demostró desde el principio que tiene sus virtudes –entrega, chut, pases en profundidad- pero no es un organizador. Y Parejo, que es quien técnicamente posee más aptitudes ni está ni se le espera. Así queda el panorama: nadie que desde la defensa saque el balón jugado, nadie que en el centro del campo pueda distribuir las jugadas con criterio. Corolario: la tendencia del equipo cuando se encuentra con la posesión del balón es retroceder hasta cedérsela al portero.
Hablemos ahora del sistema defensivo. Cuatro años con Emery como primer entrenador y cuatro años sin que se haya podido notar una evolución en este apartado. El equipo no defiende. Y no es algo achacable a los defensas de turno, porque juegue quien juegue la situación es siempre la misma. El problema reside en que el resto del equipo no ayuda. Cuando no se tiene el balón no actúan como un conjunto , sino que se despreocupan, y además no existe ningún jugador que en la zona de medios entorpezca o corte la jugada rival.
Engarzado con el punto anterior se encuentra el siguiente: el equipo no tiene alma. Es una escuadra joven e inexperta, con poco carácter y carente de líderes. Y por si eso fuera poco, el pasotismo se ha instaurado en ellos como una religión, debido a que hagan lo que hagan saben que las principales críticas no se las van a llevar ellos.
Además, a ello se une que en el momento actual los jugadores se ven afectados por una tremenda falta de confianza que les convierte en flanes y ocasiona unos errores individuales impropios de futbolistas de primer nivel.
Sumamos algo más: el VCF mantiene la insana costumbre de salir al campo al principio de cada partido sin ningún plan ni intensidad en su juego, a ver cómo se desarrolla el partido y si con un poco de suerte el rival de turno no aprieta mucho y en alguna jugada aislada podemos marcar un gol que nos proporcione el triunfo.
En los saques de esquina a favor somos el único equipo de fútbol del mundo que provoca más ocasiones en la portería propia que en la rival. Sube todo el mundo, practicamos gilicórner o no llegamos al área rival si intentamos centrar, el balón va a parar al contrario, no baja nadie y gol en contra. Somos así de majos.
En las jugadas a balón parado en contra–y eso que cuando se fichó a Emery se vendió como un estratega especialista en este tipo de acciones- nuestra principal afición es dejar a uno, cuando no dos o tres, de los jugadores del equipo contrario libre de marca. Si el esférico tiene el capricho de acercarse a ellos, el gol es inevitable.
Nuestros laterales, por su parte, frecuentemente suben de forma alocada, a ser posible los dos a la vez y sin que nadie les realice la cobertura. Cuando se pierde el balón, lo de bajar es otro tema muy distinto. Los chicos se perdieron las tres primeras clases del cursillo de defensas, tituladas “La primera y principal función de un defensa es defender”, “Un defensa jamás sube si no le cubren la espalda” y “Cuando un lateral ha subido el lateral de la otra banda permanecerá quieto en su sitio aunque le ataque una manada de búfalos”. Y de Rami no digo nada que ya lo he nombrado por allí arriba.
El resultado final de todo esto es un equipo desquiciado y desnortado, sin estrategias claras, que aburre al aficionado cuando no lo abochorna y practica un fútbol indigno, inaceptable más allá de que los resultados sean buenos o malos. Yo no pido ganar. Sólo pido que se intente ganar.
Porque tienen razón los defensores de Emery en que los objetivos se han cumplido año tras año, pero si ustedes tienen un enemigo y quieren aplicarle la peor tortura posible olvídense de arrancarle las uñas, sumergirlo en aguarrás o calzarle zapatos con pinchos: háganle ver, uno tras otro, todos los partidos del VCF durante este 2012.
Es un hecho parece que claro que ésta es la última temporada de Emery como entrenador del VCF. Y sé perfectamente que lo echaré de menos por su actitud señorial poco dada a buscar excusas que tanto valoro, tan diferente a algunos de los técnicos que le precedieron. Pero, por favor, déjenme pensar que puede haber algún modo de jugar a fútbol que no sea esta nulidad. ¡Lo necesito!
martes, 17 de abril de 2012
El niño
Una pareja de jóvenes que vive en una barriada marginal de forma despreocupada y a base de hurtos no cambia su forma de vida tras tener un bebé, pero cuando él decide venderlo algo se rompe en ellos.
Luc y Jean-Pierre Dardenne nos llevan de la mano para que asistamos a las andanzas de estos dos personajes, tan realistas como emocionantes, que son interpretados por Jérémie Renier y Déborah François.
sábado, 14 de abril de 2012
Los músicos de Gion
Tras la muerte de su madre, y al sentirse desamparada y rechazada por su familia, una adolescente pide a una geisha que la tome como aprendiz. Entre las dos nace una relación muy estrecha, pero un importante hombre de negocios se encapricha con la muchacha.
Kenji Mizoguchi ("Vida de Oharu, mujer galante", "El intendente Sansho", "Los leales 47 Ronin", "La calle de la vergüenza", "Los amantes crucificados") es sinónimo de sensibilidad y buen gusto. El visionado de sus filmes supone siempre un placer.
viernes, 13 de abril de 2012
Mister Arkadin
Un enigmático millonario encarga a un hombre que indague sobre su vida para descubrir sus orígenes, que él ha olvidado por amnesia.
Película de Orson Welles (“La dama de Shanghai”, “Don Quijote”, “El cuarto mandamiento”, “Macbeth”, El extraño”, "Sed de mal", "Otelo") que coprotagoniza junto con Robert Arden y que supone una especie de revisión de "Ciudadano Kane", más radical y excéntrica, y menos conseguida en conjunto.
"Poesías" de Arthur Rimbaud (II)
Los cuervos
Señor, cuando los prados están fríos
y cuando en las aldeas abatidas
el ángelus lentísimo acallado,
sobre el campo desnudo de sus flores
haz que caigan del cielo, tan queridos,
los cuervos deliciosos.
¡Hueste extraña de gritos justicieros
el cierzo se ha metido en vuestros nidos!
A orilla de los ríos amarillos,
por la senda de los viejos calvarios,
y en el fondo del hoyo y de la fosa,
dispersaos, uníos.
A millares, por los campos de Francia,
donde duermen nuestros muertos de antaño,
dad vueltas y dad vueltas, en invierno,
para que el caminante, al ir, recuerde.
¡Sed pregoneros del deber, ¡Oh nuestros
negros pájaros fúnebres!
Santos del cielo, en la cima del roble,
mástil perdido en la noche encantada,
dejad la curruca de la primavera
para aquél que en el bosque encadena,
bajo la yerba que impide la huida,
la funesta derrota.
--
Los sentados
Costrosos, negros, flacos, con los ojos cercados
de verde, dedos romos crispados sobre el fémur,
con la mollera llena de rencores difusos
como las floraciones leprosas de los muros;
han injertado gracias a un amor epiléptico
su osamenta esperpéntica al esqueleto negro
de sus sillas; ¡sus pies siguen entrelazados
mañana, tarde y noche, a las patas raquíticas!
Estos viejos perduran trenzados a sus sillas,
al sentir cómo el sol percaliza su piel
o al ver en la ventana cómo se aja la nieve,
temblando como tiemblan doloridos los sapos.
Los Asientos les brindan favores, pues, prensada,
la paja oscura cede a sus flacos riñones
y el alma de los soles pasados arde, presa
de las trenzas de espigas donde el grano cuajaba
Los Sentados, cual músicos, con la boca en sus muslos,
golpean con sus dedos el asiento, rumores
de tambor, del que sacan barcarolas tan tristes
que sus cabezas rolan en vaivenes de amor.
––¡Ah, que no se levanten! Llegaría el naufragio...
Pero se alzan, gruñendo, como gatos heridos,
desplegando despacio, rabiosos, sus omóplatos:
y el pantalón se abomba, vacío, entorno al lomo.
Oyes cómo golpean con sus cabezas calvas
las paredes oscuras, al andar retorcidos,
¡y los botones son, en su traje, pupilas
de fuego que nos hieren, al fondo del pasillo!
Mas tienen una mano invisible que mata:
al volver, su mirada filtra el veneno negro
que llena el ojo agónico del perro apaleado,
y sudas, prisionero de un embudo feroz.
Se sientan, con los puños ahogados en la mugre
de sus mangas, y piensan en quien les hizo andar;
y del alba a la noche, sus amígdalas tiemblan
bajo el mentón, racimos a punto de estallar.
Y cuando el sueño austero abate sus viseras,
sueñan, sobre sus brazos, con sillas fecundadas:
auténticos amores, mínimos, como asientos
bordeando el orgullo de mesas de despacho.
Flores de tinta escupen pólenes como tildes,
acunándolos sobre cálices en cuclillas,
como a ras de unos gladios un vuelo de libélulas
––y su miembro se excita al rozar las espigas.
--
Las despiojadoras
Cuando la frente infante, con sus rojas tormentas
convoca al blanco enjambre de los sueños difusos,
llegan junto a su cama dos hermanas risueñas
con sus gráciles dedos de uñas argentinas.
Sientan al niño frente al ventanal abierto,
donde el aire azul baña torbellinos de flores
y por su denso pelo preñado de rocío
sus dedos se pasean, seductores, terribles.
Él, escucha el cantar de sus hálitos tímidos
que expanden amplias mieles vegetales y rosas
y que interrumpe a veces un silbido ––saliva
que los labios absorben o ganas de besar.
Escucha sus pestañas latir en el silencio
perfumado; y sus dedos, eléctricos y suaves,
provocan los chasquidos , entre indolencias grises,
de los piojillos muertos, por sus uñas de reina.
Y un vino de Pereza sube en él, un suspiro
de armónica, capaz de llegar al delirio:
y el niño siente, al ritmo lento de las caricias,
cómo brotan y mueren sus ansias de llorar.
Señor, cuando los prados están fríos
y cuando en las aldeas abatidas
el ángelus lentísimo acallado,
sobre el campo desnudo de sus flores
haz que caigan del cielo, tan queridos,
los cuervos deliciosos.
¡Hueste extraña de gritos justicieros
el cierzo se ha metido en vuestros nidos!
A orilla de los ríos amarillos,
por la senda de los viejos calvarios,
y en el fondo del hoyo y de la fosa,
dispersaos, uníos.
A millares, por los campos de Francia,
donde duermen nuestros muertos de antaño,
dad vueltas y dad vueltas, en invierno,
para que el caminante, al ir, recuerde.
¡Sed pregoneros del deber, ¡Oh nuestros
negros pájaros fúnebres!
Santos del cielo, en la cima del roble,
mástil perdido en la noche encantada,
dejad la curruca de la primavera
para aquél que en el bosque encadena,
bajo la yerba que impide la huida,
la funesta derrota.
--
Los sentados
Costrosos, negros, flacos, con los ojos cercados
de verde, dedos romos crispados sobre el fémur,
con la mollera llena de rencores difusos
como las floraciones leprosas de los muros;
han injertado gracias a un amor epiléptico
su osamenta esperpéntica al esqueleto negro
de sus sillas; ¡sus pies siguen entrelazados
mañana, tarde y noche, a las patas raquíticas!
Estos viejos perduran trenzados a sus sillas,
al sentir cómo el sol percaliza su piel
o al ver en la ventana cómo se aja la nieve,
temblando como tiemblan doloridos los sapos.
Los Asientos les brindan favores, pues, prensada,
la paja oscura cede a sus flacos riñones
y el alma de los soles pasados arde, presa
de las trenzas de espigas donde el grano cuajaba
Los Sentados, cual músicos, con la boca en sus muslos,
golpean con sus dedos el asiento, rumores
de tambor, del que sacan barcarolas tan tristes
que sus cabezas rolan en vaivenes de amor.
––¡Ah, que no se levanten! Llegaría el naufragio...
Pero se alzan, gruñendo, como gatos heridos,
desplegando despacio, rabiosos, sus omóplatos:
y el pantalón se abomba, vacío, entorno al lomo.
Oyes cómo golpean con sus cabezas calvas
las paredes oscuras, al andar retorcidos,
¡y los botones son, en su traje, pupilas
de fuego que nos hieren, al fondo del pasillo!
Mas tienen una mano invisible que mata:
al volver, su mirada filtra el veneno negro
que llena el ojo agónico del perro apaleado,
y sudas, prisionero de un embudo feroz.
Se sientan, con los puños ahogados en la mugre
de sus mangas, y piensan en quien les hizo andar;
y del alba a la noche, sus amígdalas tiemblan
bajo el mentón, racimos a punto de estallar.
Y cuando el sueño austero abate sus viseras,
sueñan, sobre sus brazos, con sillas fecundadas:
auténticos amores, mínimos, como asientos
bordeando el orgullo de mesas de despacho.
Flores de tinta escupen pólenes como tildes,
acunándolos sobre cálices en cuclillas,
como a ras de unos gladios un vuelo de libélulas
––y su miembro se excita al rozar las espigas.
--
Las despiojadoras
Cuando la frente infante, con sus rojas tormentas
convoca al blanco enjambre de los sueños difusos,
llegan junto a su cama dos hermanas risueñas
con sus gráciles dedos de uñas argentinas.
Sientan al niño frente al ventanal abierto,
donde el aire azul baña torbellinos de flores
y por su denso pelo preñado de rocío
sus dedos se pasean, seductores, terribles.
Él, escucha el cantar de sus hálitos tímidos
que expanden amplias mieles vegetales y rosas
y que interrumpe a veces un silbido ––saliva
que los labios absorben o ganas de besar.
Escucha sus pestañas latir en el silencio
perfumado; y sus dedos, eléctricos y suaves,
provocan los chasquidos , entre indolencias grises,
de los piojillos muertos, por sus uñas de reina.
Y un vino de Pereza sube en él, un suspiro
de armónica, capaz de llegar al delirio:
y el niño siente, al ritmo lento de las caricias,
cómo brotan y mueren sus ansias de llorar.
jueves, 12 de abril de 2012
"Poesías" de Arthur Rimbaud (I)
El baile de los ahorcados
En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.
¡Monseñor Belzebú tira de la corbata
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan,
y al darles en la frente un buen zapatillazo
les obliga a bailar ritmos de Villancico!
Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles:
como un órgano negro, los pechos horadados ,
que antaño damiselas gentiles abrazaban,
se rozan y entrechocan, en espantoso amor.
¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza ,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!
¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel:
lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.
En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.
El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;
cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla:
parecen, cuando giran en sombrías refriegas,
rígidos paladines, con bardas de cartón.
¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!
¡y la horca negra muge cual órgano de hierro!
y responden los lobos desde bosques morados:
rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno…
¡Zarandéame a estos fúnebres capitanes
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos,
un rosario de amor por sus pálidas vértebras:
¡difuntos, que no estamos aquí en un monasterio! .
Y de pronto, en el centro de esta danza macabra
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto,
llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,
crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje
con gritos que recuerdan atroces carcajadas,
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta,
vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.
En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.
--
El mal
Mientras los escupitajos rojos de la metralla
silban todo el día en el infinito del cielo azul;
mientras escarlatas o verdes, junto al rey burlón
se desploman en masa los batallones bajo el fuego;
mientras una espantosa locura machaca
y hace de cien millares de hombres una pila humeante
- ¡Pobres Muertos!, en el verano, en la yerba, en tu alegría,
¡Oh, Naturaleza!, tú que hiciste a estos hombres santamente-,
Hay un Dios que se ríe de las telas adamascadas
de los altares, del incienso, de los grandes cálices de oro;
un Dios que con el balanceo de los hossanas se duerme
y sólo se despierta cuando algunas madres, recogidas
en su angustia y llorando bajo su vieja toca negra,
le dan una perra gorda liada en su pañuelo.
En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.
¡Monseñor Belzebú tira de la corbata
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan,
y al darles en la frente un buen zapatillazo
les obliga a bailar ritmos de Villancico!
Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles:
como un órgano negro, los pechos horadados ,
que antaño damiselas gentiles abrazaban,
se rozan y entrechocan, en espantoso amor.
¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza ,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!
¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel:
lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.
En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.
El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;
cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla:
parecen, cuando giran en sombrías refriegas,
rígidos paladines, con bardas de cartón.
¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!
¡y la horca negra muge cual órgano de hierro!
y responden los lobos desde bosques morados:
rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno…
¡Zarandéame a estos fúnebres capitanes
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos,
un rosario de amor por sus pálidas vértebras:
¡difuntos, que no estamos aquí en un monasterio! .
Y de pronto, en el centro de esta danza macabra
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto,
llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,
crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje
con gritos que recuerdan atroces carcajadas,
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta,
vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.
En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.
--
El mal
Mientras los escupitajos rojos de la metralla
silban todo el día en el infinito del cielo azul;
mientras escarlatas o verdes, junto al rey burlón
se desploman en masa los batallones bajo el fuego;
mientras una espantosa locura machaca
y hace de cien millares de hombres una pila humeante
- ¡Pobres Muertos!, en el verano, en la yerba, en tu alegría,
¡Oh, Naturaleza!, tú que hiciste a estos hombres santamente-,
Hay un Dios que se ríe de las telas adamascadas
de los altares, del incienso, de los grandes cálices de oro;
un Dios que con el balanceo de los hossanas se duerme
y sólo se despierta cuando algunas madres, recogidas
en su angustia y llorando bajo su vieja toca negra,
le dan una perra gorda liada en su pañuelo.
martes, 10 de abril de 2012
The cove
En la localidad japonesa de Taiji se capturan cada año muchos delfines que van a parar a delfinarios de todo el mundo. Pero además de eso se produce una cruel matanza para conseguir carne de delfín, muy contaminada por mercurio. En este documental de Louie Psihoyos se relata como un thriller la lucha de un grupo de activistas para conseguir evitar las prohibiciones, grabar la matanza y darlo a conocer al mundo. El ideólogo del plan es Richard O'Barry, quien en su juventud trabajó en la serie "Flipper" y se dedica desde hace muchos años a trabajar por la libertad de los delfines sin pararse a pensar en las consecuencias que le pueden afectar con ello.
lunes, 9 de abril de 2012
El joven Lincoln
El joven e inexperto abogado Abraham Lincoln acepta como primer caso la difícil defensa de dos hermanos campesinos acusados de matar a otro hombre.
John Ford ("La taberna del irlandés", "Qué verde era mi valle", "La legión invencible", "Cuna de héroes","Hombres intrépidos", "Las uvas de la ira", "El gran combate", "El juez Priest", "María Estuardo", "Fort Apache", "Tres padrinos", "Corazones indomables") emplea a Lincoln como personaje -interpretado por Henry Fonda- en esta película con juicio-espectáculo.
Corre, Lola, corre
Lola tiene 20 minutos para conseguir una importante cantidad de dinero y reunirse con su novio para salvar la vida de éste.
Película que no se sustenta por ningún sitio y cuya única tabla de salvación intenta ser una pretendida originalidad estética y de planteamiento que no lo es para nada. Dirige Tom Tykwer ("El perfume") y protagonizan Franka Potente y Moritz Bleibtreu.
miércoles, 4 de abril de 2012
El inocente
En un matrimonio aristocrático el marido es infiel y todo el mundo lo sabe, pero cuando ella comienza una relación con otro hombre las tensiones los superan.
Absorbente historia de tormentos, pasiones soterradas y descomposición de clase de Gabriele D'Annunzio rodada por el realizador más capacitado para ello, Luchino Visconti ("Il Gattopardo", "Rocco y sus hermanos", "La tierra tiembla", "Muerte en Venecia") en su última película, con fotografía de Pasqualino De Santis y actuaciones de Giancarlo Giannini y Laura Antonelli.
lunes, 2 de abril de 2012
La Eneida
Eneas consigue escapar de Troya y, con el auxilio de Venus y la oposición de Juno, emprende un largo viaje que le llevará a Italia, donde tras una cruenta guerra funda Roma.
Virgilio adapta la Odisea y la Ilíada convirtiendo a su héroe, Eneas, en trasunto tanto de Odiseo como de Aquiles, con un estilo elegante que sirvió como referente literario durante siglos.
domingo, 1 de abril de 2012
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