Una adolescente empieza a salir con un chico que toma heroína, sustancia a la que termina ella también enganchándose de forma más que peligrosa.
Uli Edel retrata el submundo berlinés de finales de los setenta a través de la historia de Christiane, intrepretada por Natja Brunckhorst, y de la música de David Bowie.
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