La relación entre Jean y Catherine es como una montaña rusa, plagada de arrebatos y amagos de abandono a pesar de que ya se prolonga varios años.
Maurice Pialat, auxiliado por Jean Yanne y Marlène Jobert, nos muestra las vicisitudes de este amorío, tan peculiar y a la vez tan real, profundamente humano, de emociones enérgicas a flor de piel. Y es así porque Pialat adapta en la película una novela suya de carácter autobiográfico. Sólo había visto a Bergman lograr algo similar.
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