En un mísero vecindario un ciego se sitúa a la puerta de su vivienda con una caja que va llenando con las limosnas que recibe. Por allí pasan los vecinos, con quienes dialoga, y la caja se convierte en origen de problemas.
Había leído mucho sobre Manoel de Oliveira, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de ver nada suyo. Al parecer a Oliveira o se le ama o se le aborrece. Yo con sólo una película -a la que encuentro muchas similitudes con las que he visto de Pedro Costa- no me atrevo a clasificarme en ningún grupo, pero esta cinta que tanto me costó encontrar me ha gustado bastante, así que seguro que profundizaré en su filmografía.
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