Experimento cinematográfico poco estimulante realizado en 1926 por Teinosuke Kinugasa, arriesgadísimo no solamente por su argumento -un trabajado de un hospital psiquiátrico ansía establecer relación con una interna-, sino también por su estilo: expresionista, muda y sin intertítulos, primeros planos a mansalva, transparencias y cambios de escena radicales.
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