En dos días se inicia la Copa del Mundo 2010, en la cual los dirigentes de la FIFA han querido pagar su deuda pendiente con el continente africano otorgándole la organización a Sudáfrica. El espectáculo y la pasión están asegurados durante el mes que durará el evento.
Me llama la atención que la opinión generalizada está señalando entre los favoritos a equipos como Inglaterra y Holanda, descartando a otros como Alemania, Italia o Francia, por los que yo sí apostaría. Inglaterra es el caso contrario de Argentina. Mientras los británicos tienen un conjunto de jugadores paupérrimo y sólo me merece respeto por la figura de su solvente entrenador, los sudamericanos tienen un plantel que impresiona pero su mayor problema está en quien los dirige. Similar es el caso de Portugal, que tampoco tiene un seleccionado capaz. Brasil, por su parte, es favorito claro, y en eso la opinión general sí es unánime. Del resto de selecciones veremos cómo responden las africanas, con Ghana, Camerún y Costa de Marfil presentando unas plantillas muy fuertes pero que siguen dos pasos por detrás de las favoritas en cuanto a rigor táctico, y Algeria, que tiene un equipo mucho más similar a los europeos técnica y tácticamente. O los otros sudamericanos, Uruguay, Chile y Paraguay y los de la Concacaf, EEUU y México, capacitados para dejar en la cuneta a cualquier Selección. De las europeas aún no nombradas la que a priori puede dar más sustos es la serbia. Las asiáticas y oceánicas me da que no van a tener muchas opciones y su premio es simplemente estar en la fase final.
¿España? Por primera vez se nos considera entre las favoritas desde fuera, algo que nos hemos ganado con creces gracias a unos resultados espectaculares en los últimos tres años y pico (48 partidos, 44 victorias, 3 empates, 1 derrota, 112 goles a favor y 24 en contra) y un estilo de juego definido que nos ha convertido no sólo en una Selección respetada o temida, sino en, lo que nos llena más de orgullo, una Selección admirada. Algo que se ha conseguido gracias a un grupo de jugadores extraordinarios y gracias a Don Luis Aragonés, que fue quien supo dar con la tecla.
Pero el hecho de que se nos considere favoritos no implica nada. En una eliminatoria a un partido, donde tantos factores entran en juego, hay en el campeonato no menos de doce selecciones que nos podrían ganar perfectamente. Es lo que hay y como tal se asume. No es cuestión de decir ahora que vamos a ganar el mundial, como hacen algunos descerebrados, ni luego si perdemos en octavos o cuartos -que sería lo más probable- rasgarnos las vestiduras...como harán los mismos descerebrados. Simplemente esperaremos que se siga en la misma línea de juego y si los resultados acompañan lo celebraremos y si no...pues otra vez será, que campeón sólo puede ser uno. Y celebraremos también gane quien gane, ¡qué narices!