Tres personajes, dos hombres y una mujer, solitarios, pensativos, desesperados, se encuentran en una playa y sus almas se ven obligadas a interrelacionarse.
Yo había leído a Marguerite Duras hace muchos años y no es que guardase un gran recuerdo de su obra, pero tampoco me había desagradado en su día ese estilo suyo, de frases brevísimas, evocadoras, nostálgicas, dolorosamente íntimas, de intenciones poéticas. Pero este libro me ha resultado muy pesado, irritante y no me ha interesado lo más mínimo.
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