Sancho y Quijote, cansados, deambulan por el campo.
Esta película de Albert Serra no es apta para cualquier espectador. Hay que ser paciente y tener tragaderas. Ésta no es una cinta narrativa, pues los personajes no "hacen", simplemente "están". Es austera hasta el límite, pausada, silenciosa y reflexiva. Y, pese a ello o por ello, tiene un cierto encanto. Pero quienes vean en ella una tomadura de pelo puede que también tengan su parte de razón.
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