viernes, 30 de enero de 2009

El hundimiento


No trata esta entrada sobre una película alemana, sino sobre una valenciana de terror. Comentaba Emery tras el partido del pasado fin de semana que la derrota iba a significar un punto de inflexión. No lo veo yo tan claro, mi impresión pesimista es que nuestro punto de inflexión está mucho más bajo y que la caída no ha hecho más que empezar. Recordemos que estos jugadores son los mismos que terminaron décimos la temporada pasada.

Desde que llegó el nuevo entrenador comenté que me daba lástima, porque se le nota demasiado bueno para caer en el nido de víboras que es nuestro club actualmente. Su intento de reconducirlo a través de buenrollismo es un fracaso total. Claro, no le quedaba otra alternativa, si hubiera intentado aplicar mano dura y cargarse a algunos tótems lo hubieran liquidado como a su predecesor. Ahora arrecian las críticas –injustificadas e incoherentes en su mayor aprtr- contra él. El pobre Unai desconoce que a quienes más ha apoyado él, a los que mejor ha tratado, a los que más caso ha hecho, serán los que le darán la puñalada.

Tenemos una plantilla corta y muy aquejada por lesiones, que provoca que cada partido sea un desafío para el entrenador el poder alinear un once medianamente competitivo. Falta ver cómo afecta moralmente el durísimo golpe de la eliminación copera de anoche.

Se están cargando mucho las tintas esta campaña contra la defensa. Más allá de que el lateral derecho no tiene recambio, que se ha echado a un central, que otro está lesionado, que Albiol no tiene nivel suficiente para este equipo ni para la Selcción y que el suplente del lateral izquierdo sigue en su mundo, reitero mi idea de que el problema básico está en el centro del campo, no en la defensa. Los equipos rivales llegan mil veces cada partido a la portería rival sin que nadie los haya intentado frenar antes. El doble pivote del Valencia no funciona: ni crea ni destruye, ni presiona ni distribuye. Es una caricatura de lo que en su día fue.
Este equipo se encomienta totalmente a la extraordinaria calidad de algunos hombres de ataque. Ellos se lo tienen que guisar, ellos se lo tienen que comer.

Y mientras el vendedor de biblias Soriano sigue a lo suyo, intentando infundir tranquilidad. Yo no consigo nada, todas mis promesas y compromisos los he roto, pero tened fe en mí, es el mensaje. Mensaje que coincide palabra por palabra con el de Zapatero o Camps, por ejemplo. Apañados estamos.
Anda, Joaquín, cuéntanos un chiste.

2 comentarios:

Sap dijo...

Nada, quiyo, mi más sentido pésame, jijijijiji... De todas formas caeremos pronto bajo las leoninas garras de los muyayos de Caparrós.
Salud.

Miguel dijo...

Enhorabuena, Sap. El de anoche era un partido crítico para ambos equipos, y resultasteis vencedores.