Abrumadora mayoría del "sí" en el referéndum democrático sobre la secesión del sur de Sudán, avalado por la comunidad internacional. Alegría desatada en todo el orbe por partir en dos un país, separando musulmanes en un territorio sin recursos de cristianos en un territorio con petróleo, creando un país tutelado y controlado por las potencias mundiales y abandonando el otro para que se autodestruya.
Mientras, y sin que a nadie parezca importarle, no hay ningún avance en Darfur, donde prosigue el genocidio.
Alegrémonos, pues.
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