lunes, 2 de julio de 2012
Cuando ganar se convierte en una bendita costumbre
Estamos ante una extraordinaria generación de jugadores que ha cumplido con creces nuestros sueños…e incluso lo que jamás nuestro subconsciente se habría atrevido a soñar, con un estilo de juego definido e irrenunciable que instauró el principal artífice de que la Selección española sea lo que es actualmente: Luis Aragonés.
Se ha hablado mucho, y con razón, de que el juego actual no es igual al de hace cuatro años, que era más divertido para el espectador mientras que ahora muchos partidos de España son aburridos y terminan con guarismos muy bajos en el marcador. Esto se debe a dos motivos, uno propio y otro ajeno –si un partido aburre, los dos equipos que participan son responsables-: el hecho de que con Del Bosque se juegue con dos centrocampistas defensivos, y los planteamientos tácticos de los rivales.
Es más que evidente que tras la Eurocopa del 2008, en la que España sorprendió a propios y extraños con una exhibición de fútbol defensivo demoledora, los oponentes se han reciclado y han ideado los partidos en función del estilo de España, con la respetable intención de dificultar el juego de asociación.
Y respecto al empleo de ese doble pivote Busquets-Alonso tantas veces criticado, quizá haya sido algo “obligado” por ese mismo planteamiento rival, como mecanismo de defensa ante unos oponentes dedicados plenamente al contraataque.
En esta Eurocopa ha nacido un debate más, el del falso nueve, algo originado por la sensible baja de Villa, quien no sólo es un asesino del área –máximo goleador de Eurocopa y Mundial, recordemos- sino que además posee unas aptitudes técnicas que le pueden convertir en una pieza más del puzzle de toque de España. Una figura así no se puede encontrar no ya en España, sino en todo el planeta futbolístico, y por eso en algunos partidos España ha jugado sin delantero, reforzando más si cabe el fantástico centro del campo. Por cierto, que no ha sido ésta una Eurocopa de delanteros precisamente, han sido casi todos un auténtico fiasco.
Aparte de todo esto, es resaltable que la presión de los equipos que juegan contra nuestra Selección entorpece de forma notable el juego, pero son totalmente incapaces de aguantar el tremendo despliegue físico de tener permanentemente a un mínimo de tres jugadores rodeando al español que tiene la posesión del balón, de forma que España siempre llega más fresca que su rival al final del encuentro, aunque se haya gozado de menos días de descanso.
Nada más que escribir, sólo que somos unos auténticos privilegiados por poder disfrutar de esta Selección española que aúna una calidad técnica exquisita con afán competitivo e integridad moral, y que cuando lleguen los malos resultados, que inexorablemente llegarán, debemos estar a su lado apoyándoles más que nunca y no olvidar jamás los momentos de satisfacción y profunda emoción que nos han brindado.
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