martes, 16 de julio de 2013

Santa María de las Flores


Proust, Cocteau, inevitablemente debía cerrar el círculo con Jean Genet.

Genet es a Proust lo que Dostoievski a Tolstoi. Genet trata de los estratos sociales más bajos: chulos, putas, travestis, asesinos, ladrones, chaperos. Genet desecha la belleza y abraza la fealdad sin disfrazarla. Pigalle es su localización, las relaciones sexuales -homosexuales- su tema. Y la caída a los infiernos, la desesperanza, la angustia, la condena (Calderón escribió aquello de "Pues el delito mayor/del hombre es haber nacido").

Genet está en la cárcel y su mente genera una historia que le sirve para su goce nocturno. En esa historia Divina primero se pone a vivir con el chulo Pocholo, y luego acogen a Santa María de las Flores, tras asesinar éste a un anciano por dinero. Pocholo se marcha y el nuevo y complejo trío lo componen Divina, Santa María y un negro. Son personajes marginales, desesperados, duros, inocentes que nos llevan a cuestionar la moralidad establecida.

Texto amargo, crudo, honesto y que a pesar de su argumento no cae en la vulgaridad, sino que se eleva con un extraño lirismo.

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