jueves, 24 de octubre de 2013

Blancanieves


Carmen, abandonada por un padre paralítico extorero, es criada por su abuela, pero al fallecer ésta no le queda más alternativa que compartir vivienda con su malvada madrastra, quien la odia profundamente y sólo está con el diestro por dinero.

No es una película perfecta, ni se acerca y probablemente ni pretenda serlo. Pero meter la historia de Blancanieves entre toreo y flamenco en un film en blanco y negro y mudo inspirado estéticamente en el expresionismo alemán no solamente es un atrevimiento inusitado -casi temerario: me canso al pensar la cantidad de desvelos y esfuerzos que le habrá costado a Berger llevar adelante este proyecto- en el cine patrio, es toda una declaración de intenciones demostrando un rechazo al adocenamiento comercial y tratando al cine como lo que...¿es?¿fue?¿debería ser?¿ya no será?: un arte. Supongo que suena raro decir que una película muda y en blanco y negro representa un soplo de aire fresco, pero es que es así, por estar realizada con gusto exquisito y enorme talento. Es por ello que no puedo más que manifestar mi infinito agradecimiento al factótum de esta obra, Pablo Berger, por legárnosla, y elevar mis plegarias para que puedan seguir apareciendo individuos osados y capacitados para derruir los anquilosados estándares y CREAR. Me siento realmente emocionado.

En palabras de mi máximo referente en cine mudo (http://ferdinandvongalitzien.blogspot.com.es) “Blancanieves” resulta ser el mejor filme silente español jamás realizado.

Protagonizan una Maribel Verdú magnífica -hechiza la cámara y llena todos los planos con su inquietante presencia-, Macarena García, Daniel Giménez Cacho, Ángela Molina, Inma Cuesta y Sofía Oria, el vestuario es de Paco Delgado y la fotografía de Kiko de la Rica.

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