lunes, 23 de junio de 2014

El Hijo

Si Luis Aragonés fue quien supo ver el camino, Xavi Hernández lideró la aplicación práctica del concepto. Xavi ha sido el culpable -bendito culpable- de que ahora ya no podamos nombrar a Puchades como el mejor mediocentro de la historia del fútbol español. Xavi, con sus peculiares aptitudes futbolísticas, ha sido la figura sobre la que se ha fundamentado eso que se ha querido denominar el "estilo" de la selección española de fútbol en su época más gloriosa. Irrepetiblemente gloriosa. Fue Xavi quien transformó la inteligencia posicional en la principal característica de una generación de oro. Xavi destrozó el molde del fútbol moderno apostando por una visión contraria al arquetipo y la supo llevar a la cima.

Xavi manda, templa, reparte. A Xavi no le es necesario dar gritos para demostrar su ascendencia sobre sus compañeros. No le es necesario correr más que compañeros o rivales para que su aportación en el partido sea decisiva. No vive de interrumpir las jugadas del rival. No tiene por qué marcar el gol, ni siquiera dar la asistencia. Y a pesar de que sin ello Xavi seguiría siendo Xavi, también ha dado muestras de carácter, entrega, compromiso, ha marcado goles importantes y repartido centenares de asistencias. Xavi no tiene afán de protagonismo, pero es el fundamento único del equipo.

Xavi tiene una única idea de juego, un patrón definido que jamás traicionaría. Con Xavi se puede triunfar o morir, pero siempre se jugará a lo que juega Xavi. No es que crea que no hay otras sendas que puedan llevar a la gloria, es que entiende que la suya es la más digna, la más bella, la más sencilla, la más clásica. La ha defendido en los buenos y en los malos momentos, y esa fidelidad es la que le ha llevado a lo más alto.

Su carrera está plagada de éxitos, de títulos, de estadísticas rotas. Su particular modo de entender el fútbol, buscando siempre el bien colectivo, provoca que las distinciones recibidas a nivel individual nos parezcan insuficientes dada su relevancia en el panorama futbolístico mundial. Pero lo que te llevas, Xavi, es el reconocimiento y la admiración unánime de compañeros, técnicos y aficionados. Los que sabemos que jamás ha existido nadie como tú, los que sabemos que es imposible que vuelva a existir alguien como tú.

Xavi es fútbol.

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