jueves, 8 de julio de 2010
La Odisea
Odiseo, el astuto, hijo de Laertes de Itaca, tras combatir valerosamente en la guerra de Ilión no puede regresar a su hogar al sufrir el castigo de Poseidón por haber cegado a su hijo, el cíclope Polifemo. Finalmente se apiada de él Palas Atenea, la de los ojos brillantes, hija del Cronida, pero en su regreso a Itaca Poseidón le hará padecer más infortunios. Allí en su tierra aguardan al héroe su esposa, la pruidente Penélope, y su hijo Telémaco, quienes tienen que soportar que un gran número de pretendientes de ella se ofrezcan banquetes a costa de las posesiones del Laértida. Pero Telémaco ya tiene una edad en la que empieza a darse cuenta de las cosas, y embarca en busca de información sobre sus padres, mientras su madre sigue dando largas a los osados pretendientes.
La Odisea es un poema épico clásico griego de 24 cantos, compuesto por no se sabe quién, o no se sabe quiénes, siete u ocho siglos antes de Cristo, atribuyéndose al mismo desconocido autor de la Ilíada, un tal Homero. Lo he leído en una estupenda edición de José Luis Calvo para Cátedra.
Es un poema oral, pese a su extensión, y lo recitaban los aedos. Ello le otorga al texto sus principales características: circularidad de muchas escenas, gran número de repeticiones de expresiones y oraciones enteras, irregularidad argumental, sobredosis de epítetos fijos,...
Es muy meritorio este poema, teniendo en cuenta la época en que se compuso, por su estructura muy bien conseguida y su propio valor literario, aunque su lectura hoy en día puede resultar farragosa y plomiza si se tiene poca paciencia.
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