viernes, 17 de diciembre de 2010

La tumba de Emery


Para el VCF, Unai Emery es un muerto viviente, lo único que falta es saber la fecha que hay que poner en su lápida. Puede ser enero, marzo o junio, pero no más allá. Analizando con frialdad los números, esta defunción anunciada puede parecer absurda: clasificados con solvencia para octavos de final de la ChL y quintos en Liga, no excesivamente lejos de los puestos de acceso a la próxima edición de la máxima competición continental. Pero lo cierto es que el ambiente está excesivamente viciado, tanto que se ha vuelto insostenible.

El caso es que el 90% de las críticas a Emery están cogidas con alfileres. Se le critica porque sí, por una cosa y por la contraria, para evitar criticar a otros. Pero sí hay algo en lo que todos, y cuando digo todos digo todos, pensamos que ha errado, y es justamente esto lo que va a provocar más pronto que tarde su despido: su falta de autoridad sobre el vestuario. Los jugadores se lo toman a pitorreo, se creen con derecho a decir y hacer lo que les de la gana, sabiendo que sus repetidas indisciplinas no van a tener mayores consecuencias.

¿De dónde viene esta falta de autoridad? Podríamos decir que es así la personalidad de Emery. Podríamos decir que su defensa de los jugadores ante las malas actuaciones de estos es uno de los orígenes, como lo es su voluntad de tapar lo que ocurría dentro del vestuario, a sabiendas de que al final todo se sabe. Pero yo diría que debemos retrotraernos al mismo momento de su fichaje, cuando manifestó que había que olvidar el pasado y que contaba con todos los integrantes de la plantilla. Ahí empezó a morir Emery para el VCF, justo cuando nació.

Recordemos que el entrenador anterior había apartado a algunos jugadores que eran un cáncer en el vestuario. Ese entrenador, en seis meses, consiguió ganar un título, algo que no había logrado el anterior que había durado tres años. Pero fue despedido. Emery al llegar incorporó a esas lacras, y ese fue el principio del fin. No sé si lo hizo a conciencia o porque no tenía otra opción (todo el mundo sabe que a Koeman lo echaron por mandato indirecto de esos jugadores-dictadores), pero ahí empezó a cavarse la tumba.

Y finalmente pasó lo que tenía que pasar. El VCF parece ahora -y antes- la casa de tócame Roque. El verano pasado salieron del equipo las dos personas más íntegras que había -Baraja y Marchena-, pero continuaron los Miguel, Fernandes, Albelda, Chori, Joaquín, Vicente o Banega. ¡Y hay quien se extraña de que ahora el vestuario sea un cachondeo! Lo que sí que me parece un cachondeo es que ya empiezan a anunciar algunos chupópteros la próxima renovación de Albelda. Pues si es así, que se prepare quien sea el sucesor de Unai en el banquillo de Mestalla, la faena va a ser suya.

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