Olvídense de argumento, de mensaje y déjense atrapar por el poder inabastable de los hermosos y sugerentes cuadros en movimiento que compone Andrei Tarkovsky ("
Andrei Rublev", "
Solaris", "
La infancia de Iván"). Si no lo consiguien, esta obra les parecerá insoportable y críptica. La radicalización estética y temática de Tarkovsky en su máximo apogeo.
Un sueño, unos recuerdos, la imaginación, la infancia. Me ha recordado al mejor Fellini, más que cine es la vida.
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