martes, 18 de noviembre de 2008

Los pazos de Ulloa


Un joven y timorato sacerdote llega al pazo del marqués de Ulloa para encargarse de la administración, y allí se encuentra con algo muy distinto a lo que hubiera podido imaginar: el marqués vive amancebado con una criada y la hacienda la gobierna despóticamente el padre de ésta. El bienintencionado cura intentará conducir al marqués por el buen camino recomendándole casarse con una pura doncella prima suya.

Me recomendó la novela el amigo Nacho, en cuyo criterio confío plenamente excepto en cuestiones futbolísticas, políticas o castrenses; y a fe que he hecho bien. Se trata de una novela naturalista que narra la decandencia física y moral de la rancia aristocracia gallega a finales del siglo XIX que la autora, la condesa Emilia Pardo Bazán conocía tan bien por haberla vivido en primera persona.

Es un completísimo relato en que son importantes el fenómeno del caciquismo, la corrupción política y la influencia de los ministros de la Iglesia. Los personajes están dibujados con trazos vigorosos, la novela tiene una gran riqueza narrativa y la escritora demuestra un gran dominio sobre el léxico, predominando el estilo descriptivo.

2 comentarios:

Nacho dijo...

Me alegro de que te haya gustado, Miguel.

Es una pena que, en mi caso, haya empezado a disfrutar de la buena literatura un poco tarde. Debe ser porque mis profesores de literatura me hicieron odiarla por la vía de la obligación.

No dudes de que atacaré tu recomendación en breve. Ya te contaré.

Respecto a lo de mi criterio, según vayas creciendo, valorarás más mis otras opiniones. :-)

Un saludo
Nacho

Anónimo dijo...

Estoy con Nacho: A mi también me pasó eso de aborrecer un poco la lectura debido a esa "obligación escolar". Además que con 16 años es un puto coñazo leer a Calderón, Lope y demás clásicos... o "El "Quijote" en un mes. Este último me negué a leerlo. Soy de los que piensan que hay que etar preparado para leerlo, que dice mucho más de lo que cuenta.

Excepciones las hay; me encantó "Tiempo de silencio" y "La Regenta" y cuando empezábamos a disfrutar con "Las avispas" de Aristófanes al profesor de griego (un poco rojo) le expulsaron del colegio por culpa de "la caza de brujas" de las APAs.

Eso sí, la censura de los curas me hizo descubrir a Emile Zola, un puto genio. :-DDDD

Soy de la teoría que antes de Calderón, Lope y demás, se debería obligar a leer en las escuelas a Rudyard Kipling o Julio Verne. Así, estoy seguro que se fomentaría más la lectua entre los jóvenes... :-)

Recuerdo lo que disfruté de nano cuando mi madre nos obligaba a leer "El libro de las tierras vírgenes" de Kipling. Gran libro :´-)