El último homenaje póstumo que dedico a Francisco Ayala es la lectura de este conjunto de relatos cortos, en la edición de Carolyn Richmond –su viuda- para Cátedra, que compré en Granada, su ciudad natal. El libro se publicó a finales de la década de los cuarenta, en su exilio de Buenos Aires.
Presenta muchas similitudes con “La cabeza del cordero”. Son nueve relatos con el empleo del poder de los hombres para explotar al prójimo como tema común. A pesar de estar inspirados en el pasado histórico español, contienen una clara visión implícita sobre la guerra civil.
Las historias tienen gran variedad estilística y de tono narrativo, adaptando en cada una el lenguaje a la época histórica en que lo ubica, pero conservan una unidad estética e ideológica, y podemos encontrar reminiscencias de Shakespeare y Cervantes.
Encabeza el libro un prólogo escrito por el autor bajo seudónimo, que además de explicar la intencionalidad del libro constituye una obra narrativa más. Termina con el “Diálogo de los muertos”, poema en prosa sobre el que Ayala vierte toda su amargura por la guerra.
La melancolía, el desencanto, el lamento, el profundo dolor que destilan las páginas nos revelan un mensaje claro, reflejo de la integridad moral y del compromiso insobornable del escritor con la sociedad, con la historia, con el país, con la literatura.
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