La Champions League de las deudas, los sueldos y finiquitos astronómicos, los impagos, los estadios invendibles y a medio construir, los préstamos, los intereses, la ampliación de capital a medida, el desfase presupuestario estructural; la Champions League de la indefinición en los gestores, los jugadores sin implicación, los técnicos discutidos.
Eso sí, reconozco con alegría mi error cuando vaticiné que no nos clasificaríamos tan bien. No puedo menos que elogiar la temporada realizada por plantilla y técnicos, teniendo en cuenta las múltiples vicisitudes sufridas y la solvencia con que se ha logrado el objetivo. Ellos han cumplido con creces, ahora la papeleta la tienen los de arriba. Suya es la responsabilidad de asegurar la viabilidad económica y establecer en base a eso un proyecto deportivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario