viernes, 29 de abril de 2011

Llanto por Ignacio Sánchez Mejías



Federico García Lorca escribió esta bellísima elegía en 1935 en honor a un gran amigo suyo torero y escritor.


Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,

y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

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