viernes, 29 de abril de 2011
Poeta en Nueva York
Entre 1929 y 1930 Federico García Lorca estuvo en la Columbia University, y agrupó sus escritos de aquella temporada en este poemario.
En él se aprecia una denuncia del trato dispensado a los negros, una crítica a la deshumanización de la sociedad y expone sus dilemas morales. El tono general es amargo, desencantado y algunos temas como la muerte o la infancia se repiten, mientras que el estilo es metafórico y surrealista.
Yo muchas veces me he perdido
para buscar la quemadura que mantiene despiertas las cosas
y sólo he encontrado marineros echados sobre las barandillas
y pequeñas criaturas del cielo enterradas bajo la nieve.
Pero el verdadero dolor estaba en otras plazas
donde los peces cristalizados agonizaban dentro de los troncos;
plazas del cielo extraño para las antiguas estatuas ilesas
y para la tierna intimidad de los volcanes.
No hay dolor en la voz. Sólo existen los dientes,
pero dientes que callarán aislados por el raso negro.
No hay dolor en la voz. Aquí sólo existe la Tierra.
La Tierra con sus puertas de siempre
que llevan al rubor de los frutos.
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