Con la prolongada ausencia de su irresponsable madre, Akira se ve obligado a cuidar de sus tres hermanos, quienes nunca salen fuera del piso por miedo a que los descubran y separen.
Con semejante argumento es realmente complicado realizar una película que no caiga en el sentimentalismo de todo a cien, pero Hirokazu Koreeda nos ofrece una bella obra con una dirección sobria.
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