miércoles, 11 de enero de 2012

Fallasificación (texto escrito por encargo)



Realizo esta vulgar yuxtaposición porque las Fallas para mí significan esto: masificación. No tengo nada en contra de las personas que ansían pasarse el día pateando una ciudad sin poder ir donde quieren en cada momento y se dejan llevar por la multitud en la que se encuentren encajados, pero no me encuentro yo entre ellas. Tampoco soy de los que disfrutan siendo sorprendido cada dos pasos por un petardo lanzado a los pies, ni me gustan especialmente esos monumentos de cartón piedra pintarrajeados que tienen una leyenda presuntamente graciosa que a mí habitualmente me parece falta de originalidad, ni soy capaz de apreciar esa delicia culinaria que dicen que es el buñuelo. Si a esto unimos que la mayor parte de las fiestas que organizan las comisiones falleras son de carácter privado –están en su perfecto derecho, por supuesto, e incluso lo veo lógico- no encuentro ningún aliciente para visitar estas fiestas. Del despilfarro económico no escribo por no incurrir en demagogia barata, tampoco de las molestias a los vecinos ni de la insoportable mascletà –¡pero cómo les puede gustar eso, señores, si es sólo ruido!-


¡Ah! Se me olvidaba algo que sí representa un claro punto a su favor: las falleras. Donde esté la inigualable belleza de esa mujer con el elaborado moño con peineta y agujas, el elegante maquillaje, las alhajas y las numerosas capas al estilo cebolla que componen el vestido en sí, con sus elementos de seda y bordados, que se quiten todas las chonis que van enseñando tanga con sus pantalones de tiro bajo, su camiseta ajustada que deja el ombligo al aire, su móvil con música discoflamenquil, su bisutería barata, sus piercings, sus mechas y su pintura estilo indio. ¡Viva la femineidad!

3 comentarios:

Tomi Soprano dijo...

Y lo que disfrutas tu levantándolas la falda a las falleras qué, ¿Eh, Bribón?

Miguel dijo...

¡Y lo que cuesta!

Cárabo dijo...

X´-DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD