Todos los años se celebra por estas fechas en mi pueblo, como supongo que en todos, la Fira del Llibre. En mi pueblo esta Fira es bastante triste. Hay unas diez o doce casetas, pero muy poco interesantes. Algunas casetas nada tienen que ver con libros, sino que pertenecen a oenegés o asociaciones que aprovechan el evento para repartir publicidad e información...y para hacer bulto y que la corporación municipal de turno se llene la boca diciendo que “este año han aumentado el número de casetas en la Fira del Llibre”. Del resto, pues siempre hay una caseta en que venden enciclopedias y otras están copadas por literatura infantil y, a lo sumo, algunos de los bestsellers más recientes. Además este año para desvirtuar aún más la Fira del Llibre, que se inauguró ayer y estará hasta el domingo, la han juntado con un Congreso de Citricultura, un coloquio de derecho, una competición de colombicultura y un concurso de dibujo para escolares. Por lo menos también habrá un recital de poesía clásica valenciana y cuentacuentos para los niños.
Así que hay que rebuscar mucho para encontrar algo de literatura que me interese. Habitualmente, una sóla caseta, y más pequeña que las otras, de modo que los libros se acumulan allí unos encima de otros sin ningún tipo de orden.
Por tanto, acudir a la Fira del Llibre todos los años se ha convertido para mí más en una tradición que en algo realmente práctico, y casi lo hago más por charlar con alguno de los libreros que por comprar libros. Ellos agradecen que vaya allí alguien que realmente se interese por los libros y por la situación del sector, porque el resto de visitantes son mujeres que aprovechan para darse una vuelta por allí tras salir de Misa o gente que sólo va para que les den un vaso de zumo de naranja gratis. Pocos compran.
En cuanto a mis adquisiciones, todos los años me llevo a casa un solo libro. Siempre efectúo un proceso de selección mental y termino con una “final” entre un libro de Virginia Woolf y otro...y siempre acabo comprando el otro.
Este año iré el sábado por la tarde o domingo por la mañana, y espero ver allí algún libro de la Woolf...y no comprarlo. Porque el año que lo compre será mala señal: indicará que la Fira va a peor y que no hay ningún libro que me atraiga aparte de ese.
Así que hay que rebuscar mucho para encontrar algo de literatura que me interese. Habitualmente, una sóla caseta, y más pequeña que las otras, de modo que los libros se acumulan allí unos encima de otros sin ningún tipo de orden.
Por tanto, acudir a la Fira del Llibre todos los años se ha convertido para mí más en una tradición que en algo realmente práctico, y casi lo hago más por charlar con alguno de los libreros que por comprar libros. Ellos agradecen que vaya allí alguien que realmente se interese por los libros y por la situación del sector, porque el resto de visitantes son mujeres que aprovechan para darse una vuelta por allí tras salir de Misa o gente que sólo va para que les den un vaso de zumo de naranja gratis. Pocos compran.
En cuanto a mis adquisiciones, todos los años me llevo a casa un solo libro. Siempre efectúo un proceso de selección mental y termino con una “final” entre un libro de Virginia Woolf y otro...y siempre acabo comprando el otro.
Este año iré el sábado por la tarde o domingo por la mañana, y espero ver allí algún libro de la Woolf...y no comprarlo. Porque el año que lo compre será mala señal: indicará que la Fira va a peor y que no hay ningún libro que me atraiga aparte de ese.
No hay comentarios:
Publicar un comentario