lunes, 14 de septiembre de 2009
Semenya
Es el caso de la atleta sudafricana muy complejo y está siendo tratado de forma irresponsable por muchos medios de comunicación.
Lo primero que se debe aclarar es que, según parece, Semenya no se ha dopado y que si produce una cantidad excesiva de cierto tipo de hormona es algo natural en ella.
Si realmente la naturaleza ha sido caprichosa en ella y le ha proporcionado una dosis de masculinidad superior a sus rivales la culpa no es de ella.
Se puede argumentar que también Bolt o Bekele tienen unas condiciones físicas naturales privilegiadas que son las que los llevan a apabullar a sus rivales en la pista. Pero estoy de acuerdo en que hay que marcar una frontera, y si Semenya sobrepasa un cierto límite pues debería de ser excluida de las competiciones femeninas. ¿Qué es una injusticia? Tal vez, pero esa injusticia sería necesaria para mantener una competencia justa, valga la paradoja.
Ahora bien, el tratamiento mediático que ha sufrido la pobre Caster me asquea. Reitero que en cualquier caso parece ser que ella no es culpable de nada; al contrario, es una víctima. Y sean los resultados de las pruebas y la resolución de los organismos implicados cuales sean, la perdedora será ella. Porque siendo una adolescente verá interrumpida su carrera deportiva o porque podrá seguir compitiendo pero deberá arrastrar un estigma toda su vida.
Con esta chica lo único que cabe hacer ahora es apoyarla.
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