En este blog me he ocupado desde sus inicios de la desesperada situación que viven estos dos países, que empeora progresivamente. Voy a indicar las últimas informaciones sobre ellos.
Sobre Sudán, el gobierno estadounidense ha iniciado una nueva política de acercamiento a los actuales mandatarios (1). Les ofrecen ayuda económica con la ingenua esperanza de que con ese gesto se solucine algo. Para empezar, Sudán ya ha manifestado que EEUU se equivoca y que en Darfur no hay ningún genocidio. Olé por ellos. Trescientos mil muertos, millones de desplazados viviendo en condiciones infrahumanas bajo la tiranía de violadores y asesinos, y no hay genocidio. Y las cifras siguen en aumento (2, 3). Me gustaría recordarle al señor Obama que Omar al-Bashir ha sido condenado por crímenes de guerra y de lesa humanidad por la CPI. Y que hay gente que opina que con un poco de voluntad y seriedad se podría solucionar todo (4).
Respecto a Zimbabwe, me sorprendió que uno de los candidatos favoritos al Premio Nobel de la Paz fuese Morgan Tsvangirai (5), personaje que se traicionó a sí mismo -y a todos los habitantes del país- aceptando gobernar junto con el dictador Mugabe. Ese premio no lo ganó, pero sí le otorgan otros galardones (6). Afortunadamente parece que le queda algo de vergüenza torera y a veces se acuerda de lo que fue su batalla pasada (7), con efectos inmediatos (8). Veremos cuánto tarda Tsvangirai en cogerle la mano otra vez a Mugabe.
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