sábado, 28 de noviembre de 2009
Mi ligue en apuros
Me gustan los viajes largos en tren por las películas que ponen, auténticos vómitos filmados, por tres razones, a saber: porque así cumplo con la dosis de masoquismo prescrita para varios meses, porque viendo estos subproductos puedo valorar en su justa medida las buenas películas que veo en casa, y porque mientras estoy sufriéndolas no estoy en el vagón bar, hecho que me agradece el hígado.
De esta cinta no es necesario que diga el argumento ni los nombres de quienes la perpetraron. El no nombrar a los responsables de este desaguisado es un acto de benevolencia mía que no merecen, pero hoy me siento magnánimo. Sólo indicaré que es una película para niñas tontas y alienadas en pubertad. Especialmente importante lo de que sean muy tontas.
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