La Roma de Spalletti jugaba sin delanteros. Así, como suena, y sin embargo era de todo menos un equipo defensivo. Estaba plagada de centrocampistas de mucho recorrido que llegaban al área rival a oleadas imparables, haciendo de la imprevisibilidad su seña de identidad. Sus partidos eran una auténtica gozada para el espectador. Los Perrotta, Totti, De Rossi, Aquilani, Pizarro, Mancini, Taddei…eran los mimbres que formaban este anárquico conjunto.
Recordado es también el Mónaco de Didier Deschamps que llegó a la final de la Champions League. Allí jugaban Nonda, Rothen, Evra, Squilacci, Giuly, Morientes, Roma, Bernardi, Givet,…En algunos partidos jugaron como dupla atacante Giuly y Morientes. Nada extraño, de momento. Pero si decimos que Morientes actuaba como segunda punta y Giuly como delantero centro la cosa cambia. La movilidad del galo desorientaba a las defensas rivales, y la llegada menos esperada de Morientes los remataba.
Y ahora nos desplazamos bastante más atrás, a aquella gran Selección española de Javier Clemente de principios y mediados de los noventa. El técnico vasco parió el sistema de juego más utilizado hoy en día en nuestro país, el 4-2-3-1. Podrá argumentarse, no sin razón, que el sistema no es más que una variante del 4-3-3 o el 4-4-2, sólo retrasando o adelantando algún jugador, pero lo cierto es que él fue el primero en emplear ese posicionamiento, y 15 años después se sigue con él. Uno de los aspectos que más se criticaban a Clemente era el hecho de jugar con pocos delanteros, y él –estoy hablando del año 93 ó 94, ojo- comentaba que lo importante no era cuánta gente jugaba arriba sino cuántos podían llegar al área con posibilidades de anotar. El bueno de Javi fue un incomprendido simplemente por ser un adelantado a su tiempo. Seguramente ni él era consciente de las implicaciones y consecuencias de la afirmación que he reseñado, pero acababa de establecer en cuatro palabras la modernidad en el fútbol de ataque, ni más ni menos.
Está más que claro qué une a estos tres entrenadores, estos tres sistemas. Jugar con dos delanteros estáticos es dar muchas facilidades a los defensores, que saben en cada momento dónde deben estar. Ellos rompen con esa idea y utilizan como principales armas la movilidad, lo impredecible, el desconcierto y la sorpresa, con excelentes resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario