lunes, 8 de febrero de 2010

Madame Bovary




Tras el fiasco que supuso “Salambó”, mi primera incursión en la literatura de Gustave Flaubert, he leído ahora su más célebre novela, “Madame Bovary”, y a fe que ha cambiado mi opinión sobre el escritor.

Un estilo trabajado hasta el límite, depuradísimo, con una gran musicalidad; probablemente Flaubert haya sido uno de los escritores que más se haya acercado a la perfección estilística, si no el que más. El autor no toma partido nunca, pero no por ello nos aleja de la trama, sino que consigue implicarnos en la historia, en los apasionados sentimientos y pensamientos de los protagonistas. La tristeza, la melancolía, los anhelos, los deseos no satisfechos se constituyen como tema principal de la novela.

Un médico de provincias viudo se casa en segundas nupcias con la joven Emma, quien ambiciona un futuro de lujos, esplendor y amores que su esposo no puede ofrecerle, lo que le llevará a buscarlo fuera del matrimonio. Se inicia así una historia de engaños, pasiones no correspondidas, aventuras extramatrimoniales, endeudamientos, y por encima de todo, la búsqueda de un ideal que con el tiempo se demostrará inalcanzable.

1 comentario:

Sap dijo...

Nuestra particular Madame Bovary fue sin duda 'La de Bringas' de don Benito el Garbancero. Más ruda, más cazurra, con más potente olor a sobaquina, pero igualmente desgraciada en su ensoñación.