Queda la noche

Aborrezco la novela moderna y comercial y adoro las que presentan un ejercicio de estilo sin importarme lo más mínimo el argumento. Entonces la elección de esta novela de Soledad Puértolas, que ganó o fue finalista de un Premio Planeta, sólo se explica por el hecho de que en mi casa cada vez tengo menos libros por leer que me interesen. Creo que pronto tendré que volver a frecuentar bibliotecas o librerías. Esta novela tiene un estilo nulo, consistente en situar unas palabras tras otras hasta llegar al punto final, y un argumento mínimo, homenaje a la banalidad; me corrijo, porque escrito así pudiera parecer un acto voluntario: “Queda la noche” es la banalidad en sí misma. Es peor que una tortura china y si he podido aguantar hasta el final ha sido únicamente por su brevedad.

Una treintañera se ve obligada durante un verano a acompañar a sus padres, pero escapará viajando a Oriente con un amigo. Allí conocerá a varias personas que influirán en su vida durante los meses siguientes.

Lo único que me ha gusta ha sido la alusión a la película “Fitzcarraldo”.

Para más inri el otro día me regalaron el último Planeta, el de Millás, lo cual me sentó como si me virtieran cantidades industriales de sal en una herida abierta. El regalo provino de la más próxima familia, y tras descartar que únicamente quisieran hacerme la puñeta deduje que incluso ellos desconocen mis gustos y afinidades. Esto me podría servir para escribir un íntimo e inmisericorde tratado sobre mi personalidad, pero voy a ser benevolente conmigo e intentaré olvidarlo lo antes posible.

A lo que iba: ¿alguien ha leído ese “El mundo”? Si es así agradecería que me aconsejarais qué hacer con él, si le doy una oportunidad o si lo guardo en algún cajón de los que nunca abro.