jueves, 8 de noviembre de 2007

Abel Sánchez

Unamuno adaptó varias historias bíblicas a su tiempo en forma de novela, como se puede comprobar en “Tres novelas ejemplares y un prólogo”. En “Abel Sánchez, una historia de pasión” vuelve a hacerlo, adaptando la historia de Caín y Abel. Unamuno se pregunta en esta novela por los motivos que tuvo Caín (en su novela, Joaquín Monegro) para matar a Abel y realiza una disección de una vida marcada por la envidia, un odio gestado desde la más tierna infancia que se prolonga hasta la vejez. La boda de Abel con la mujer deseada por Joaquín y el éxito profesional y personal del primero son los desencadenantes de ese arraigado odio.

La venganza de Joaquín Monegro, bien arrebatando la descendencia a su rival, bien mediante su eliminación física, junto con su tormento personal constituyen el hilo conductor de la historia.

La novela está contada a través de una confesión en primera persona de Joaquín complementada por una narración en tercera persona. Con ello el lector se integra a la perfección en la lucha interior del agonista.

Unamuno consigue en esta novela, una vez más, explicar las más bajas pasiones del alma humana.

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