La situación del València C.F.

Poco se puede escribir del partido de ayer, simplemente agradecer a los noruegos que no nos marcaran más de dos goles, como la semana anterior agradecimos al Madrid que “sólo” nos metiera cinco. Lo triste de verdad no es que el Rosenborg nos gane dos partidos, lo triste es que han sido dos triunfos más que merecidos. Aprovecharé, empero, este primer post sobre el VCF en el blog para escribir un poco sobre la situación del club.

La situación deportiva actual

Tras cada derrota mucha gente, cargada de optimismo, destaca que la situación no es desesparada. Aferrándonos a los números así es. Estamos cuartos y próximos a la cabeza en Liga, y en Liga de Campeones tenemos aún opciones –cada vez más remotas- de clasificación. Pero las sensaciones dicen algo muy distinto. ¿Alguien en su sano juicio que haya visto los partidos de esta temporada sería tan atrevido de pensar que podemos ganar al Schalke 04 y al Chelsea?¿Alguien cree que tal como estamos podemos aspirar en la Liga a clasificarnos para competiciones europeas la próxima temporada? Ni Intertoto.

La dirección deportiva

Señor Ruiz: cincuenta millones (mal)gastados en gente que no sirve ni para el banquillo. Huelga decir nada más.

El cuerpo técnico

Con Sánchez (por fin) fuera, dejemos el pasado y centrémonos en el porvenir. Koeman ha sido el elegido, con Bakero y Bruins Slot como ayudantes. No es seguramente la opción que yo hubiese elegido, pero ayer un amigo me hacía ver que en la situación desesperada en que nos encontramos tal vez sea mejor alguien que no haya entrenado al primer nivel y que venga con total ilusión para empezar de cero como Koeman, que alguien que lo haya ganado todo y que hubiera venido, hubiera contemplado el percal...y habría pasado del VCF. Démosle al holandés un voto de confianza y tiempo, porque se encuentra un equipo destrozado. Su labor debe ser hacer tábula rasa, deshacerse de cualquier prejuicio que pueda tener, y que no le tiemble el pulso. Si cree que lo mejor para el equipo es “cargarse” a algún peso pesado que lo haga. Y si es necesario damos esta temporada ya como perdida, aseguramos la permanencia y planificamos la próxima.

La plantilla

Casi toda la culpa de la grave situación que atraviesa el equipo la tienen los jugadores. Algunos jugadores, vamos, las vacas sagradas, los que llevan más años, los que cobran más, los que quitan y ponen entrenadores y directores deportivos a su capricho. No hace falta decir nombres. Intentar efectuar una limpieza de vestuario ahora es complicado, porque se trata de jugadores con contratos largos y multimillonarios. Pero hay que dar un golpe en la mesa y hacerles ver que son simples empleados del club, rebajarles los humos y escarmentarlos.
Físicamente estamos mal. Tácticamente, fatal. Algunos jugadores están a un nivel lamentable (Albiol, Albelda, Miguel, Joaquín...), otros se borran de los partidos (Cañizares, Baraja,...), otros ni están ni se les espera (Arizmendi, Mata, Zigic,...) y los que todavía mantienen un mínimo de compromiso y dignidad (Marchena, Silva,...) corretean por el campo sin ningún sentido.

El Presidente

¿Buscamos a un culpable? Aquí lo tenemos. Soler: tú eres el responsable de echar a Carboni, de fichar a Ruiz, de despedir tarde a Sánchez y de confeccionar esta plantilla. Y ahora te has quedado sin escudos. La temporada pasada cuando las cosas iban mal dadas las cámaras enfocaban ora a Carboni, ora a Sánchez. Al principio de esta temporada la afición cantaba “Quique, vete ya”. Pero ya desde anoche muchos dedos empezaron a señalarte. Puedes ser el dueño del club, pero no eres intocable y créeme, si la afición se lo propone te vas a ver obligado a dar un paso al lado.
Por otra parte no se te pide gran cosa, ni que ganemos todos los años títulos ni que fiches a los mejores del mundo, conocemos nuestras limitaciones. Sólo pedimos sentido común, que establezcas una línea de trabajo y la mantengas, que dejes de dar bandazos. Dudo que seas capaz.

La afición

Harto estoy de oír a jugadores tras los partidos en Mestalla decir que no entienden a la afición y que necesitan su apoyo en los momentos malos. Peor fue lo de Sánchez, que vino a decir en un magnífico ejemplo de falacia de afirmación de consecuente que si el equipo jugaba mal como local era por culpa de la afición.
El señor García se levantó ayer a las 6.45 en su casa de un pueblo del cinturón urbano de Valencia. El señor García paga religiosamente su abono y el pack de entadas para la Champions, le compra a su único hijo camisetas y otros productos oficiales del VCF y cada dos semanas compra en el Pay Per View el partido del VCF como visitante; es, por tanto, quien paga el sueldo de los jugadores. Fue a trabajar y estuvo hasta las 20.00 aguantando al indeseable de su jefe, las exigencias de los clientes y el mal ambiente en su oficina. Nada más terminar cogió el coche y se desplazó a Mestalla, sufriendo la habitual retención y teniendo que dejar el coche mal aparcado. Llegó diez minutos tarde, pero cargado de ilusión...y se encontró con el bochornoso espectáculo que los jugadores del VCF ofrecieron ayer, el mismo que sufrió seis días antes contra el Madrid. Al terminar el encuentro, hundido, se encontró con una multa en su coche, una nueva retención y llegó a su casa pasadas las once. Allí le esperaba una cena ya fría y su mujer que le ponía mala cara. Su hijo ya estaba durmiendo...con el pijama oficial del VCF puesto. Y el próximo sábado, a las 22.00 probablemente le espere una nueva desilusión ante el Murcia, porque a pesar de todo no se lo perderá.
¿Quiénes son ustedes, jugadores del VCF, para exigir al señor García que anime?¿A quién, al Rosenborg de turno, que son los únicos que juegan a fútbol en Mestalla? Lo que tienen que hacer ustedes cuando hacen el ridículo como ayer, como el miércoles pasado, como tantos otros partidos, es arrodillarse en el centro del campo y pedirle perdón al señor García y a los más de cuarenta mil que hay como él.
Desde aquí mi más sincero respeto a Óscar Fernández, quien nada más terminar el partido de Mallorca se acordó de la afición, demostrando que él sí es un valencianista de verdad.