La amenaza es más fuerte que su ejecución
Este axioma ajedrecístico, a pesar de parecer paradójico, es tan cierto como que dos más dos son cuatro. Lo que más condiciona el juego del oponente es una amenaza latente, que le haga preocuparse y efectuar sus jugadas en base a ella. Si se ejecuta la amenaza es probable que se genere una ventaja, pero se pierde intimidación. El principio adquiere mayor relevancia cuando son varias las amenazas que se juntan, maniatando el juego del rival y obligándole a actuar a la desesperada.
El enunciado se atribuye a Nimzovich. Cuenta la leyenda que en un enfrentamiento contra Lasker, este último se pasó la partida con un puro apagado en la boca, y eso desconcentró decisivamente al letón.
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