El bobsleigh es un deporte de descenso en trineo incluido entre las pruebas de los Juegos Olímpicos de invierno, y que se suele denominar como “la Fórmula Uno del hielo”. Se practica en dos modalidades: por parejas o a cuatro, aunque en el programa Olímpico sólo hay modalidad a cuatro para los hombres, y los tripulantes van sentados sobre el trineo. El tripulante delantero es el piloto y dirige el trineo con las manos mediante unos cables conectados al eje delantero. En los últimos años la tecnología ha revolucionado este deporte, tanto en la composición de los trineos como en los estudios aerodinámicos o la conformación de rapidísimas pistas artificiales. Estas estrechas pistas de hielo tienen un pronunciado peralte y varios virajes a ambos lados, y se pueden sobrepasar los 150 km/h. Mide entre 1200 y 1300 metros, con un desnivel de la salida a la meta de unos 120 metros. El trineo, en forma de bala, tiene un freno que emplea el tripulante trasero al llegar a la meta.
El no iniciado se pregunta cuando ve este deporte por primera vez cuál es la clave que diferencia a los competidores, pues lo único que ve es un trineo por el tobogán y no sabe qué hace más rápidos a unos que a otros. Pues lo más importante es el impulso que toman en la salida empujando los participantes el trineo y su velocidad en incorporarse al trineo y adoptar la postura correcta. Además en cada curva el piloto debe elegir la inclinación correcta para atacarla. Se disputan dos o cuatro mangas, y vence el trineo que logra un menor tiempo en el cómputo global.
En este deporte no se producen muchos accidentes, pero debido a la alta velocidad que se alcanza si se produce alguno suele ser bastante grave, aunque se ha mejorado mucho en las medidas de seguridad.
Otro día escribiré sobre deportes similares como el luge y el skeleton.
1 comentario:
bueno es un deporte muy bello
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