Robert Mugabe, dictador de Zimbabwe, acudió el fin de semana a la cumbre en Lisboa entre África y la Unión Europea, a pesar de tener oficialmente prohibida su entrada en territorio de la UE.
Tal hecho provocó que Gordon Brown renunciara a asistir a la cumbre, y ya en las reuniones la única que se atrevió a denunciar las violaciones a los derechos humanos, la falta de libertades y la corrupción en Zimbabwe fue Angela Merkel. El resto, calladitos y sonrientes, a estrecharle la mano al personaje. Diplomacia, dicen. Complicidad, podríamos decir otros.
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