Realmente complicado el reto que se marcó Stephen Frears: realizar una película basada en la familia real británica los días posteriores a la muerte de la princesa Diana era una valiente y arriesgada idea.
El resultado es, en mi opinión, un poco decepcionante. La cinta no acaba de ser "redonda", resulta hipertrofiada y poco interesante en muchos momentos. Sin embargo, es apreciable el concienzudo esfuerzo en retratar las distintas personalidades, y la interpretación de Helen Mirren es excelente (no así la de unos cuantos compañeros suyos de reparto).
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