
El holandés Pieter Jan Brugge, productor de algunas de las más aclamadas cintas de Michael Mann, dirige y guioniza por primera (y, hasta la fecha, última) vez.
Un empresario es raptado y desde ese momento la acción se divide en dos tramas paralelas: en una, el captor (Willem Dafoe) y el empresario (Robert Redford) se dirigen a una cabaña y charlan de sus vidas, sus problemas, sus matrimonios; en la otra, la esposa (Helen Mirren) y sus hijos, junto a unos agentes del FBI, esperan instrucciones y descubren dolorosas noticias sobre la vida de Redford.
Frustraciones, infidelidades, secretos y sentimientos bien interpretados por los actores se mezclan con los bostezos de los espectadores. A pesar de su lentitud y su falta de alicientes, la historia está bien edificada.
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